27-01-2020
Lectura de 3 min
Sin duda el desarrollo de la industria inmobiliaria en Chile se ha beneficiado del crecimiento y la evolución de la economía nacional de las últimas décadas. De hecho, actualmente el sector de la construcción contribuye con un PIB aproximado del 5,2%. ¿Pero cuándo comenzó realmente el potente crecimiento del mercado de los inmuebles y qué factores fueron claves en su desarrollo?
La primera causa fue el desarrollo del crédito hipotecario, en el año 1977 se autoriza a los bancos a otorgar créditos mediante Letras Hipotecarias. En efecto, principalmente, en los primeros años se disponía de las letras de crédito hipotecario, emitidas por los bancos y adquirida en su mayoría por los fondos de pensiones. Estas tenían la hipoteca como garantía para el banco y al banco como garante para el inversionista. El Banco Central ha dictado las normas que regulan el otorgamiento de estos créditos, con un capítulo especial en el Compendio de Normas Financieras. Dentro de estas normas se determinan el valor de la garantía, el porcentaje máximo del préstamo en relación a ese valor, discriminando entre los préstamos por más o menos de UF 3.000.
El crecimiento sostenido de la clase media en la década de los setenta, tuvo como consecuencia que diversas inmobiliarias desarrollaran proyectos principalmente en comunas periféricas del Gran Santiago. Como consecuencia de esto, familias del sector socioeconómico C2 Y C3 adquirieron su primera vivienda gracias al crédito hipotecario. Las empresas del sector ya empezaban a capturar a sus primeros clientes
Un año después, los subsidios habitacionales eran el principal instrumento de la política habitacional chilena para la adquisición de viviendas, pero esta vez para los sectores más vulnerables. El programa, fundado en una ayuda estatal otorgada por una sola vez a jefes de familia, sin obligación de reembolso, cuya base, inédita en la política habitacional, se encontraba y encuentra en el compromiso de ahorro que debe asumir el beneficiario a cambio del cual recibe la ayuda estatal directa e indirecta.
Dentro de las políticas públicas sociales aplicadas en el país, esta política fue particular, puesto que ha atravesado gobiernos de diferentes tendencias y se ha mantenido por cerca de 50 años.
El último factor ha sido el financiamiento disponible para el desarrollo de proyectos inmobiliarios, también con los recursos provenientes de fondos previsionales y más recientemente de fondos inmobiliarios. En 1989 se promulgó la ley 18.815 que regula las operaciones de fondos de inversiones para el desarrollo de proyectos inmobiliarios, esta normativa surgió con el propósito de que el Estado se encuentre interesado en que las personas inviertan sus ahorros ya que, además de generarles a estas rentabilidad, ello permite inyectar nuevos capitales a las diferentes áreas principales productivas del país.
Estos tres mecanismos dinamizaron el mercado, transformándolo en un actor relevante del acontecer nacional, perfilando una industria a la cual gran parte de los grupos económicos llegó e incentivó empresas profesionalizadas, dinámicas, modernas, abiertas a las innovaciones, favorecidas por una política de apertura comercial que se ha mantenido y que le ha permitido estar en sintonía con los avances que se producen en esta industria en diferentes partes del mundo.