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09-06-2020

Menos ciudad y más campo: Covid-19 sacude el mercado inmobiliario

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Tras el confinamiento, se prevén nuevas expectativas en compradores e inquilinos, que ahora buscarán más luz y más espacio y perderán el miedo a vivir lejos del centro de las ciudades.

 

Existe mucha incertidumbre sobre la duración de la pandemia y cómo va a alterar tanto al turismo como al mercado de compra y arriendo de viviendas.

El cierre temporal de fronteras y las restricciones en la movilidad han afectado a la demanda internacional, tanto para la compra de viviendas como para arriendos. Otra cuestión será si este descenso se traduce en una bajada de precios.

El confinamiento producido por el coronavirus ya afecta a los arriendos turísticos, haciendo que los propietarios opten por el arriendo a largo plazo en estos tiempos de incertidumbre 

Además, la pandemia se ha propagado de manera asimétrica, mientras que en Europa y Asia parece estar remitiendo, en América está en plena virulencia.

También habrá que tener en cuenta asuntos como la posible obtención de una vacuna o de un tratamiento efectivo para el Covid-19, posibles rebrotes y cómo evolucione la economía en la nueva normalidad.

Parálisis en la construcción, nuevas demandas de los compradores

Las dificultades de las inmobiliarias y constructoras a causa de la crisis y paralización en la actividad económica producidas por la pandemia, pueden incidir en el mercado de viviendas de nueva construcción.

La clave, que nadie conoce ahora mismo, es cuándo vamos a poder volver a una situación parecida a la que tuvimos antes de la aparición de Covid-19, con libertad de movimiento entre países y sin tener que evitar las aglomeraciones.

Lo que está claro es que, tras el confinamiento, se van a producir nuevas tendencias en las compras y arriendos. Es previsible que se incremente la demanda de viviendas en las afueras de las ciudades y con zonas ajardinadas, y de residencias en el campo.

Si, además, a partir de esta crisis se normaliza el teletrabajo, es más probable que se produzcan movimientos de la habitual vivienda en ciudad a entornos menos urbanos o rurales.

Nuevos paradigmas para el sector

El sector inmobiliario tendrá que buscar nuevos retos y nichos de mercado. La expansión del coronavirus, y sus efectos en los hábitos sociales, imponen nuevas necesidades en compradores e inquilinos en busca de vivienda.

Por otra parte, debido al aumento de las compras online, la pandemia ha producido un gran auge en todo sector logístico, que probablemente se mantendrá más allá de la desescalada. De ahí que los edificios y terrenos para las grandes plataformas de distribución, pueden ser una oportunidad de inversión dentro de esta crisis.

También va a cambiar la manera de comprar y vender casas e inmuebles a través de agencias.

Los grupos inmobiliarios buscan acercarse al cliente por todos los canales disponibles (anuncios, vallas, marketing telefónico, redes sociales…) y acompañarlo en todas las fases del proceso de compra de una vivienda.

También se tiende a la digitalización en este mercado (visitas a los inmuebles mediante realidad aumentada, redes sociales…). Las visitas físicas a inmuebles estarán acompañadas de medidas higiénicas y de prevención.

Incluso el diseño y la construcción de viviendas podrían cambiar tras la pandemia, tratando de primar la prevención, redefiniendo la áreas comunes y diseñando para minimizar el contacto de los usuarios con superficies ajenas a su hogar. Además del emplazamiento de la vivienda, cobrarán nuevo protagonismo la luz natural, los jardines, los espacios de teletrabajo y los balcones y las terrazas.

Fuente: El Mostrador